Desde el Rio Bravo, límite de México y EEUU, hasta el cabo de Buena Esperanza en la Patagonia, los de América Latina continental nos entendemos en idioma español, salvo el territorio de Brasil de habla portuguesa y las tres pequeñas Guyanas: francesa, inglesa y holandesa. Poco se nos ha enseñado del origen de esta realidad. Otro cuento distinto aplica a las islas del Mar Caribe, que sería objeto de otro estudio.
En 1492 los reyes de Castilla y de Aragón autorizaron a Cristóbal Colón a realizar una expedición marítima de descubrimiento navegando por el océano Atlántico hacia el oeste. Participaron tres carabelas: la Pinta, la Niña y la Santa María. Las naves partieron de Palos de la Frontera ( Huelva ) el 3 de agosto de 1492 y se dirigieron a las islas Canarias, Colón continuó luego un largo periplo que lo llevaría hasta el mar Caribe, arribando a Cuba el 28 de octubre y a La Española el 6 de diciembre. El 24 de diciembre la Santa María encalló en las costas de La Española y con sus restos se construyó el Fuerte Navidad.
La expedición emprendió el regreso el 16 de enero de 1493 y unos días más tarde una tormenta separó las dos naves. La Pinta, al mando de Pinzón, llegó a Bayona (Galicia) a finales de febrero y anunció a los reyes Isabel y Fernando el descubrimiento.3 Entre tanto, la Niña, en la que viajaba Colón, hizo escala el 17 de febrero en la isla portuguesa de Santa María, en las Azores, y el 4 de marzo recaló en Lisboa, tras 7 meses y 12 días de viaje. Allí fue interrogado por el rey Juan II y lo puso al corriente de sus descubrimientos. Inmediatamente el monarca portugués reclamó la pertenencia de las nuevas tierras alegando derechos derivados del Tratado de Alcáçovas. Isabel y Fernando, por su parte, negaron tal pretensión aduciendo que la navegación se había efectuado siempre al oeste, «y no al sur de Canarias». El día 15 Colón regresó al puerto de Palos y el mes siguiente fue recibido en Badalona por los reyes.
Para afirmar la soberanía castellana sobre los territorios recién hallados por Colón, Isabel y Fernando solicitaron ayuda al papa Alejandro VI , que había sido elegido en agosto de 1492 y con el que tenían una larga relación de favores mutuos. Este papa cuyo verdadero nombre es Rodrigo Borja, un noble español que merece especial mención por el rastro de sangre que dejó, inicialmente en su lucha como templario para la “unificación”de Italia y luego en compañía de su triste célebre familia, Los Borgia en una orgía de traiciones, intrigas, asesinatos, incesto, etc, en el que se han vertido ríos de tinta contando su macabra historia.
El Papa emitió cuatro bulas, conocidas como bulas Alejandrinas.En ellas estableció que pertenecerían a la corona de Castilla las tierras y mares al oeste del meridiano situado a 100 leguas al oeste de las Azores y Cabo Verde. Se decretaba la excomunión para todos aquellos que cruzasen dicho meridiano sin autorización de los reyes de Castilla.
Portugal quedaba excluido en la práctica de las empresas americanas, toda vez que la línea imaginaria de demarcación trazada por designio papal lo relegaba a las costas africanas, quedando el Nuevo Mundo de forma privativa para el rey y la reina de Castilla y de Aragón. En resumen África para Portugal y la recién descubierta América para España.
Los reyes españoles, pasaron a tener una actitud intransigente ya que contaban con el apoyo papal. Pero posteriormente y luego de arduas negociaciones, los Reyes Católicos y el monarca lusitano acordaron un tratado bilateral, los delegados de ambas monarquías alcanzaron un acuerdo que se plasmó en un tratado, firmado el 7 de junio de 1494, hoy denominado Tratado de Tordesillas.
La esencia del Tratado consistió en el convenio de una nueva línea de demarcación, siendo esta la que, teniendo sus extremos en ambos polos geográficos, pasase a 370 leguas, 8 al oeste de las islas de Cabo Verde. La gran diferencia con la demarcación establecida en las bulas pontificias fue que la parte oriental de América del Sur, el extremo este de Brasil, quedaba ahora adscrito al área de acción de Portugal, lo que posibilitó el sometimiento a su soberanía cuando en 1500 Pedro Álvares Cabral arribó a las costas brasileñas.
Nota: En 2007 España y Portugal inscribieron al tratado en la Unesco como patrimonio documental recomendado para su inclusión en el Registro de la Memoria del Mundo del Programa Memoria del Mundo.
Artículo facilitado por CRISPER.
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